A quien no le ha pasado alguna vez, bueno y más de una claro, que en ese primer golpe desde la salida del hoyo, concentrado en mandar la bola lo más lejos posible, no hemos llegado ni al tee de las chicas, ese fatídico tee de color rojo.

¡Qué horror!, ¿pero cómo es posible hacer esto? nos preguntamos lamentándonos amargamente, mientras nuestros graciosos compañeros de partida siguen con las bromitas, que si un bonito swing, que si un golpazo, que vaya approach, haciendo a la vez un gesto con la mano como el del logo de Cruzcampo.
A veces la bola se queda cerca del fatídico tee, creando dudas, y hay que sacar el “jarrillómetro” y ver si por escasos centímetros hemos sobrepasado la marca roja. Si ha sido así, puff que satisfacción, incluso más que si hubiésemos pegado un driver de 300 mts. Hemos salvado otro hoyo sin pagar cañas y eso se agradece.
Si es que ponen las barras rojas con muy mala idea, muy lejos, como vamos a llegar a pasarlas, que se creen. Yo he visto dar hasta 3 golpes para sobrepasarlas, y claro el amigo en cuestión se ha quedado como “El Jarris”, aunque ya las pase de sobra.
Ojo que nadie está libre y todos somos carne de jarrillas, así que menos guasa, que el destino es muy cruel y vengativo. Pero mientras, a disfrutar de esa cañita gratis o varias, que a veces se acumulan.