Como decía mi amigo el Breta “cuando
una norma se flexibiliza tiende a desaparecer”. Esto viene a cuento porque en
los últimos años el golf ha tendido demasiado a flexibilizarse haciéndose mucho
más comercial, cosa entendible por otra parte dados los tiempos que corren, cambiando
muchas formas de actuación que le habían hecho distinto, flexibilizándolas o incluso
desapareciendo en el peor de los casos. Ejemplos hay muchos y todos tenemos
alguno en la cabeza.
Desgraciadamente se confunde el
rigor con las trabas.
Empezando por la obtención del
hándicap, que lamentablemente es solo cuestión de dar un número mínimo de
clases y…. “violà” ya tenemos 36 o en algunos casos el 28.Y sin tener ni
pajolera idea de normas de etiqueta, de reglas de golf y sobre todo de saber
comportarse por el campo, muy importante por lo que afecta a todos los demás, uno
ya está preparado y dispuesto para jugar al golf, o a algo parecido.
De los torneos que se puede decir,
desde escoger los horarios de salida- el famoso “pronto por favor”- y no jugar
cuando a uno le toque por su hándicap; a los partidos de amigos, porque claro hay
gente que solo puede jugar con ellos -así luego esos resultados espectaculares
-. También es habitual apuntarse y luego sin avisar y sin motivo alguno no
aparecer a jugar; y aunque en menor medida, pero pasa, el retirarse ante la
imposibilidad de acabar el recorrido por un compromiso adquirido, aún sabiéndolo
con anterioridad por supuesto, o lo que es casi peor, retirarse por ir jugando
mal y no querer entregar la tarjeta por vergüenza al “ridículo” del resultado.
Son comportamientos que no deberían
de ser tan habituales, solo en casos excepcionales.
Por último y muy importante es la
relajación en el cumplimiento del tiempo necesario para jugar un hoyo y por
tanto para terminar un recorrido. Tanto es así que incluso en algunas tarjetas
de recorridos de algunos campos viene ya indicado el tiempo prefijado para cada
hoyo. No es de recibo la perdida continuada de hoyos en algunas partidas, con
el consiguiente atasco y la desesperación para los demás. Se debería controlar rigurosamente,
dando los oportunos avisos e incluso con descalificación en los torneos por
perdida de hoyos. Se ha dado el caso reciente de que el ganador de un torneo
iba en un partido que perdió varios hoyos, ralentizando el mismo y sin tener
ninguna advertencia.
Aunque pueda parecer una
crítica no lo es, es solo una reflexión en voz alta para que esto no se nos
vaya de las manos. Seamos serios.