Pasada ya la época de hibernación
golfística, unos 6 meses más o menos -como la de los osos polares- en este
nuestro gélido Burgos, recibimos con gran alegría el mayo “florido y hermoso”
donde a partir de ahora poder disfrutar por fin de nuestros campos de golf. Que
largo se hace el invierno, ¿verdad? Así como decía Joaquín Prats en aquel
famoso programa de televisión, volvemos ¡¡¡a jugarrrrrrrr!!!, porque hasta
ahora no lo hemos hecho ya que solo han sido paseos por el campo para
oxigenarse un poco.
También hay que reciclarse
técnicamente. Es un buen momento, siempre lo es desde luego, para ir a la
cancha de prácticas y tirar algún cubito de bolas; es incluso recomendable dar
unas cuantas clases, porque con el frio que hemos pasado uno pierde hasta la
poca técnica que tiene. Hay que pedir hora en el taller de los Ander, Guaty,
Tomás, Dani, Carlos o Miguel Ángel, para una buena puesta a punto y cambio de
aceite golfístico. Tenemos que pasar la ITV del juego lo antes y lo mejor posible.
Hay que rebuscar en el trastero y
ver donde guardamos la ropa más ligerita y apropiada para estas épocas que nos
van a venir de una vez por todas. Esos polos de manga corta, que me decís de las
bermuditas eh, las gafas de sol, la cremita para el bronceado, uysss que bien, o
sea un cambio total en el fondo de armario.
De todas formas no cantemos
victoria por si las moscas, porque el refranero castellano es sabio y tiene
toda la razón, y más o menos dice que “hasta el cuarenta de mayo no te quites
el sayo”, y lo cierto es que todavía hace un fresquito de mucho cuidado.