Prácticamente todas las provincias
españolas tienen uno o varios campos de golf. Y aunque estamos en tiempos de
crisis (estos políticuchos se empeñen en decirnos que ya no) y el bolsillo no
está muy boyante, el hacerse de vez en cuando una “escapada golfística”, que no
golferas para los malpensados, es una de las cosas más agradables que tiene
este deporte.
Las escapadas de un solo día son las
más asequibles lógicamente, el desplazamiento es corto y el reparto de los
gastos del mismo las hace más llevaderas. Además entre clubs de campos próximos
hay acuerdos muy buenos, con green fees y comidas que invitan a darte un
capricho de vez en cuando (sobre unos 25 euros). Es muy recomendable, si se
puede claro, ir a pasar el día a algunos campos cercanos como Rioja Alta en
Logroño, Larrabea en Vitoria o Laukariz en Bilbao, a no más de una hora y media
de viaje, en los que además de ser unos campos espectaculares, el trato es
magnífico y se come pero que muy bien. Hay que aprovechar las fiestas locales o
tomarse un día libre, merece la pena de verdad. Yo en breve lo haré, eso espero
jeje
Ni que decir tiene que ya pasarse
unos días fuera de aquí jugando al golf es bastante mejor. Algún puentecito de
los que tenemos invita a ir un poco más lejos y aprovechar alguna de las
increíbles ofertas existentes. Recientemente lo he podido comprobar, ya que
algunos “albatros” nos hemos ido al Balneario de Mondariz en Pontevedra a jugar
un torneo organizado por Golfspain con todo incluido; green fees, polo, bolas,
tentempié, cenas (una de ellas mariscada, con unas pedazo cigalas ummm), hotel
y desayuno buffet, e incluso una degustación de gin tonics ¿qué buenos verdad albatrillas?
(400 euros los 3 días). Si se puede, no es nada caro. Sería una “gran escapada”
como las que hace ya tiempo la “Peñita” disfrutaba varias veces al año. Listos
ellos sí señor.
Todo depende del bolsillo de cada uno,
pero lo que es claro que ningún otro deporte te da estas posibilidades, así que
intentemos aprovecharlas. Venga entonces, empecemos por comprarnos una hucha en
los chinos y después tacita a tacita a meter eurillos en ella. Allí os espero,
porque yo ya he empezado a ahorrar.
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